Las dietas pobres en frutas y verduras pueden dar lugar a deficiencias nutricionales que podrían ser la causa de los calambres musculares
La posibilidad de conocer los minerales y vitaminas implicados en los nervios y músculos que permiten la contracción muscular da opción a usarlos como tratamiento para los calambres musculares, contracciones que no podemos controlar de manera voluntaria que van acompañadas de molestias e, incluso, dolor. Se pueden producir por agotamiento de la fuerza del músculo debido a un trabajo muscular intenso y mantenido, por afecciones nerviosas o por deficiencias nutricionales específicas.
La falta de minerales, como el magnesio o el potasio, y de vitaminas del grupo B, como la B1 y la B3, suele influir en la intensidad de los calambres musculares. En ocasiones, la revisión de la dieta y la elección de alimentos ricos en estos minerales resultan suficientes para experimentar mejoría. Otras veces se requiere de un complemento dietético específico en estos nutrientes para que el malestar remita.
Nutrición y movimientos musculares
Son comunes los calambres en los dedos de la mano que se utiliza para escribir o los calambres nocturnos sobre los músculos de la pierna o los pies. El riego sanguíneo inadecuado, compresiones de los nervios, como la que produce la ciática y la falta de ciertas vitaminas y minerales en la dieta son algunas de las causas implicadas en esta dolorosa afección. Por otro lado, los calambres musculares forman parte del cuadro de síntomas de enfermedades neurológicas, trastornos hormonales, diabetes, hipoglucemia o anemia, que habrá que descartar por medio de una historia clínica completa si el malestar continúa.
Los principales minerales involucrados en el desarrollo de un calambre son el sodio, el magnesio, el calcio y el potasio. Pero estos no son los únicos nutrientes relacionados con este problema muscular; las vitaminas B1 y B3, o incluso la vitamina D y la E han demostrado su influencia. De hecho hay diferentes estudios científicos en curso que exploran su acción sobre los calambres musculares.
Por ejemplo, investigadores de la Universidad de Wisconsin (EE.UU.) estudian la eficacia de la vitamina D para retrasar la aparición y disminuir la frecuencia de los calambres en personas mayores que previamente se han tratado con quinina, el único fármaco que hasta el momento se ha revelado como efectivo, pero cuyo perfil de seguridad está cuestionado. También se están realizando pruebas clínicas en el Lawson Health Research Institute en Ontario (Canadá), que pretenden probar la hipótesis de la suplementación efectiva de vitamina E para tratar los calambres musculares.
Magnesio, potasio y calcio.
Desde la Universidad canadiense British Columbia, en Vancouver, se investiga sobre el papel del magnesio en los calambres que se producen en reposo. Se mide el estado nutricional en este mineral en los pacientes y se comprueba si la ingesta de complementos de magnesio puede alargar el bienestar entre estos dolorosos episodios. El magnesio es un mineral que debe mantenerse en equilibrio con el calcio, el sodio y el potasio para que el sistema neuromuscular funcione de la forma adecuada y evitar así las contracciones involuntarias de los músculos.
La deficiencia de magnesio es una causa reconocida de estos problemas. En los casos que han trascendido a la literatura científica en las últimas décadas, como la revisión llevada a cabo desde el Trinity Medical Clinic de Newfoundland en Canadá, las causas más comunes de hipomagnesemia son el ejercicio excesivo y la utilización de diuréticos. En la actualidad, diversos centros de investigación buscan una solución alternativa a la quinina por su contrapartida de efectos secundarios y el magnesio es un candidato a ser protagonista de esta posible terapia.
Según investigadores del Departamento de Medicina Geriátrica de la Keele University (Reino Unido), parece ser que un suplemento de 300 miligramos de este mineral podría mejorar los calambres musculares, aunque los mismos autores del estudio publicado en el "Medical Science Monitor", advierten de que se necesita más investigación para apoyar la suplementación con magnesio como una terapia válida en este sentido.
Una alimentación pobre en frutas, verduras y hortalizas suele ser la causa frecuente de deficiencia de potasio que en los casos severos se llama hipokalemia. Un estado nutricional deficiente en este mineral puede ser otra de las causas de calambres musculares, ya que la falta de potasio da lugar a alteraciones en los potenciales eléctricos de la membrana (los motores de la acción muscular), que no pueden determinar el reposo o el movimiento. El uso de diuréticos o las diarreas frecuentes también están asociados con la falta de potasio y la aparición de los calambres.
La suplementación con calcio se ha usado con cierto éxito en investigaciones que han tratado con este mineral los calambres en las piernas de mujeres embarazadas. No obstante, los expertos sugieren que no sería prudente extrapolar estos hallazgos a la población en general, ya que hay pocos estudios realizados al respecto y no hay evidencia científica para identificar el desequilibrio nutricional de este mineral como la causa de los problemas musculares y, mucho menos, para apuntarlo como una ayuda válida en estos casos.
CALAMBRES TRAS PRÁCTICAR DEPORTE
Los espasmos musculares involuntarios que suelen darse tras la práctica intensa de cualquier actividad deportiva en un ambiente con altas temperaturas se pueden prevenir. La clave está en evitar la pérdida de electrolitos, sobre todo de sodio , que resulta de la excesiva sudoración durante el ejercicio físico.
Los deportistas que tras una actividad intensa se rehidratan sólo con agua no reponen sus pérdidas minerales, por lo que pueden sufrir de hiponatremia que suele ser la causa de los calambres. En estos casos, recurrir a bebidas isotonicas que contienen una combinación adecuada de los nutrientes que se pierden por el sudor suele ser suficiente para compensar las pérdidas.
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